El reto de Internet

Como nunca en la historia de la humanidad, los últimos 30 años han sido de un desarrollo científico y tecnológico extraordinario. De las máquinas de escribir y las grabadoras de casete pasamos, primero, a los procesadores de texto, y después a las computadoras portátiles hasta llegar a los teléfonos celulares que cubren casi todas las necesidades de comunicación del ser humano.

Estas tecnologías están diseñadas para unir más a la humanidad, al superar las distancias y acortar los tiempos. Como diría en su momento Marshal MacLuhan, el mundo es hoy una verdadera aldea global; en segundos nos enteramos de lo que pasa al otro lado del mundo; basta un dedo en el celular para comunicarnos con personas que están a cientos o miles de kilómetros de distancia; tenemos en la red un universo informativo de todas las ciencias y las artes, de los hechos y los dichos noticiosos de todo el mundo.

Sin embargo, en las nuevas generaciones, en los jóvenes y niños que han nacido en esta era de las altas tecnologías, hace falta algo muy importante: educación. En sus manos tienen herramientas valiosas para su desarrollo personal y profesional, pero la mayoría de ellos no saben usarlas.

En casa, en los negocios de internet, en el transporte público, en los parques y hasta en las reuniones entre amigos o familiares, vemos a adolescentes y a los jóvenes que utilizan las computadoras o los celulares para jugar, chatear, crear grupos de “amigos” que solo se conocen por lo que cada uno dice que es; y si es necesario para utilizar estas herramientas para tareas de la escuela, han creado uno de los vicios más perjudiciales para la educación: el plagio que, en este sentido consiste en buscar un texto, copiarlo y firmarlo como suyo; es el famoso copiar-pegar.

Pero hay algo más que debiera ser muy preocupante para padres de familia: las redes sociales están sirviendo para aislar al adolescente y al niño del resto de la familia. Horas enteras en la computadora o en el celular sólo para comunicarse con amigos, conocidos o desconocidos, mientras se rompe la comunicación con los padres y hermanos. La red se ha convertido en un recurso de escape para las nuevas generaciones.

En fin, tenemos una tecnología excelente en nuestras manos, pero tenemos jóvenes, adolescentes y niños que son usuarios pésimos.

¿Qué hacer?

La tarea es difícil tanto para los padres de familia como para los profesores. Unos y otros están muy distantes de esas tecnologías que usan los hijos y alumnos con gran habilidad; pero no es una tarea imposible.

Como padres de familia, la computadora, el celular, en general las redes sociales, exigen mayor atención hacia los hijos y alumnos. ¿Qué hacen con la computadora o con el celular? ¿Para qué los están utilizando? ¿Con quién se comunican? ¿Cómo están haciendo sus tareas escolares?

Que esto significa más trabajo, desde luego; exige dejar a un lado momentos de descanso, telenovelas, futbol; pero permite el acercamiento a las tecnologías que utilizan los hijos.

Para los profesores también significa más trabajo. Sobre todo en secundaria y preparatoria, pero también en la educación superior es muy común la entrega de tareas realizadas con el proceso de copiar-pegar. Exigir trabajos originales exige del profesor haber tenido acceso a los materiales que el alumno decide copiar y firmar como suyos. Para los profesores esta tarea exige una formación pedagógica y ética sobre el uso de estas tecnologías.

Seamos amigos de hijos y alumnos en la tarea de acompañarlos en el uso adecuado y benéfico de todos los excelentes recursos que tiene la red.

 

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