Como cada 20 de julio, el profesor Gilberto Bosques Saldívar (1892-1995) nos reúne a los chiautecos. A 125 años de su nacimiento y 22 años de su partida, con el pasar de los años su figura se agiganta; tiempo que nos ha permitido conocer todo su legado histórico tan importante como la historia misma de nuestro País.
La vida de este personaje chiauteco no va ser un periplo planeado para disfrutar, la vida de Bosques al estudiarlo parece ser la de un hombre destinado a vivir en el peligro. A partir de su salida de su natal Chiautla pronto se convierte en líder de los estudiantes normalistas simpatizantes de Aquiles Serdán en el año 1910, hecho que le provoca ser perseguido por el gobierno.
Como profesor conduce a su gremio al Primer Congreso Pedagógico Nacional “para marcar nuevos rumbos a la escuela” en el año de 1916, en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala; siempre con el peligro latente de un incipiente magisterio en cierne que ya muestra ideas liberales.
Participa en la Rebelión Delahuertista donde la intervención de su esposa, María Luisa Manjarrez lo salva de ser juzgado por las leyes castrenses. Su incorporación a la política lo encumbra a ser el primer diputado, en el primer periodo sexenal que contesta el primer informe de gobierno al general Lázaro Cárdenas del Río; después manifiesta su interés por la gubernatura de su entidad Puebla, ya que cuenta en esos momentos con la simpatía de importantes sectores y es en campaña cuando sufre un atentado en el municipio de Esperanza.
Bosques es un hombre que no se amilana ante el peligro. Después de su experiencia hacia la gubernatura que la perdió ante el general Maximino Ávila Camacho, Bosques es enviado por el presidente Cárdenas al extranjero a rescatar a republicanos perseguidos por Francisco Franco e inicia su ingreso en la diplomacia.
Ya en Francia a partir del año 1939 cumpliendo la tarea encomendada, pronto vivirán la Delegación mexicana y su familia las terribles atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, al convertirse en prisioneros de los nazis por más de un año (1943-1944).
Al ser rescatados, y después de una breve estancia en México, Gilberto Bosques se reintegra a su misión de seguir salvando vidas no solo en Europa, sino también es enviado a Cuba (1953-1964) gobernada por el dictador Fulgencio Batista, donde va a vivir en toda su extensión la revolución cubana, que culmina con el ascenso al poder de Fidel Castro Ruz.
La transformación del profesor Gilberto Bosques Saldívar es digna de estudiar: revolucionario, liberal, humanista. Sin duda nos encontramos ante un gran estadista mexicano universal. Así nos lo demuestra, por un lado, el constante interés que muestran historiadores, tanto nacionales como extranjeros en conocer su legado y, por otro lado, los continuos reconocimientos que ha recibido de parte de países como Alemania, Francia y España.
Gilberto Bosques Saldívar en uno de los homenajes que le hicieron en la Secretaría de Relaciones Exteriores expreso lo siguiente: “ A veces hay que salirse de la legalidad para entrar en el derecho…¿Cuál derecho?, el derecho que tienen los hombres a la libertad”.
Es esta expresión, con la que podemos dimensionar su acción humanitaria, al salvar miles de vidas humanas, cuando la embajada de México otorga visas a perseguidos por Franco, Hitler y Mussolini. La cineasta Lilian Liberman al hablar de su documental “Visa al Paraíso” comenta, “habla de un País que tenía un sentido y donde coinciden ideológicamente el pueblo y la política de una manera maravillosa, y eso es lo rescatable”.
Por tal razón, no es fortuito que en el año de 2013 las embajadas en México de Francia y Alemania crearan el Premio de Derechos Humanos “Gilberto Bosques”. Este reconocimiento eleva la figura de este mexicano, al reconocerle sus acciones en la defensa de los derechos humanos.
Sin embargo, a Bosques se le sigue comparando con Oskar Schindler, personaje de la película “La Lista de Schindler” de Steven Spielberg, cuando lo denominan “el Schindler mexicano”.
Laura Bosques, hija de Gilberto Bosques en una entrevista al respecto, ha expresado lo siguiente. “fueron acciones distintas, él tenía la representación del gobierno mexicano y cumplía una labor de estado”. Cuánta razón tiene su hija Laura, su padre siempre expresó que su labor humanitaria no la había realizado a título personal, dijo “Yo no lo hice, lo hizo México”. Que gran lección nos deja a los mexicanos este ilustre chiauteco, que por cierto, sus cenizas se encuentran en el pueblo que lo vio nacer y que él tanto amó, Chiautla de Tapia, la Perla de la Mixteca.
El 15 de julio de 2015 con motivo de las celebraciones de su 123 aniversario de su natalicio, los gobiernos de México y Francia cancelan estampillas postales en su homenaje. Además en la ciudad de Marsella los mandatarios de ambos países develan placa que da nombre a la nueva Plaza Gilberto Bosques.
No cabe duda, Gilberto Bosques es de esa estirpe de chiautecos de la segunda mitad del siglo XIX: hombres que, si algo los distinguía ante el peligro era, que ya habían aprendido hablarse de tú con la muerte.
*Miembro fundador de Alianza Ciudadana Mixteca de Chiautla de Tapia, A.C.
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